La primera causa de dolor crónico en España son los trastornos de origen muscular, con una prevalencia estimada de 10-15% de dolor crónico musculoesquelético generalizado o extenso.
El dolor crónico constituye un problema de salud pública que a menudo pasa desapercibido. Tiene importantes repercusiones socioeconómicas (la media de edad de los pacientes de dolor crónico es de 46 años, de ahí que este provoque la pérdida de numerosas horas de trabajo en personas en plenitud de su vida laboral), además de disminución de calidad de vida, movilidad y sociabilidad, con posible riesgo de depresión o aislamiento social. Su tratamiento es problemático, pues la percepción de dolor a menudo varía de una persona o otra, o modificarse en función del tiempo que lo hayamos experimentado o de sus posibles causas y comorbilidades asociadas. Por tanto, los expertos subrayan que el tratamiento del dolor crónico requiere un abordaje individualizado, multidisciplinar y consensuado entre pacientes y profesionales sanitarios.
Esta definición del dolor crónico como un trastorno y no como un simple síntoma ha llevado a la creación de Unidades específicas para el tratamiento del dolor. Los especialistas en el dolor destacan la necesidad de formar tanto a profesionales médicos como a pacientes en la necesidad de considerar el dolor como una enfermedad específica, y conocer las diversas opciones de tratamiento. El dolor músculo esquelético, en particular, es uno de los más comunes en la vida diaria de todos los grupos de edad. Por lo general es experimentado por personas menores de 50 años que realizan actividades laborales y/o deportivas repetitivas que causan contracturas y dolor muscular, así como personas mayores de 50 años con problemas articulares como la artrosis o la artritis. Pese a los avances de los últimos años, el abordaje del dolor en diversas enfermedades del sistema músculo-esquelético sigue siendo una asignatura pendiente.
Identificación y diagnóstico precoz del dolor crónico
La identificación precoz de las características del dolor (si es localizado o generalizado, punto de origen, hacia dónde irradia, tipo, intensidad, duración, si se experimenta en movimiento o en reposo) nos permite clasificarlo entre varias categorías: nociceptivo (el tipo más común: provocado por estímulos externos, ya sean mecánicos, químicos o termales), neuropático, o dolor con componente de sensibilización periférica o central. La clasificación del dolor ayudará al profesional sanitario a establecer sus causas y por tanto mejorar su tratamiento.
La identificación precoz del tipo y causas del dolor es clave a la hora de diagnosticar primero, y luego controlar o ralentizar la evolución y los síntomas de las enfermedades articulares. En este sentido, las recomendaciones de la guía EULAR sobre el manejo del dolor en trastornos reumáticos subrayan la necesidad de consensuar el tratamiento entre pacientes y profesionales médicos, así como los beneficios del ejercicio físico. También establece una relación entre reducción de peso y alivio del dolor, en especial de las articulaciones que soportan el peso (cadera, rodilla), y remarca la necesidad de tratamientos de elevado perfil de seguridad que eviten los efectos secundarios asociados a antiinflamatorios no esteroides o el paracetamol.